Terapia con EMDR

En mi consulta de psicología en Barcelona, ofrezco un enfoque integral para tu salud mental, centrándome especialmente en la terapia EMDR. El EMDR, o Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares, es una herramienta efectiva que aborda aspectos cognitivos y emocionales.

Ya sea que prefieras la atención presencial en el centro de la ciudad de Barcelona o busques la comodidad de la terapia online, estoy aquí para ayudarte. Entiendo que las dificultades psicológicas a menudo se originan en experiencias pasadas no asimiladas, y mi objetivo es brindarte apoyo dondequiera que te encuentres.

Mi enfoque se especializa en ayudar a quienes enfrentan bloqueos emocionales, síntomas físicos persistentes, depresión, ansiedad o problemas relacionados con la relación con uno mismo o con los demás. La terapia EMDR es especialmente eficaz cuando el cerebro lucha por procesar recuerdos dolorosos y, en mi consulta, me esfuerzo por ofrecer un enfoque personalizado para cada persona, ya sea de formar presencial en Barcelona o a través de sesiones online.

Si buscas una manera efectiva de superar dificultades psicológicas y recuperar la capacidad de disfrutar y vivir plenamente, descubre cómo la terapia EMDR en mi consulta puede marcar la diferencia en tu vida. Estoy aquí para ti, ya sea en Barcelona o en la comodidad de tu hogar a través de la atención online.

Los desafíos emocionales que enfrentamos en el presente a menudo tienen raíces en eventos pasados, ya sea que tengamos plena conciencia de ellos o no. Si estás buscando una solución efectiva para tus preocupaciones actuales sin necesidad de remover el pasado, la terapia EMDR puede ser tu opción.

El enfoque de EMDR se centra específicamente en abordar y resolver los problemas actuales que te inquietan. Aunque muchos problemas del pasado se resuelven naturalmente a medida que nuestro sistema procesa las experiencias, algunos eventos pueden quedar bloqueados, generando malestar en el presente.

Con la terapia EMDR, realizamos una cuidadosa evaluación para asegurarnos de que las experiencias pasadas estén completamente superadas. Te invitamos a reflexionar detenidamente sobre situaciones que crees haber superado. Recrea esos momentos, recuerda cómo fueron, qué significaron y qué emociones provocaron. Presta atención a tus pensamientos y sensaciones corporales durante al menos un minuto. ¿Las sensaciones son completamente neutras? ¿Recordar esta experiencia es tan inofensivo como pensar en qué película ver en el cine?

Si el recuerdo aún provoca cualquier mínima incomodidad, malestar o perturbación emocional o física, es posible que esté activo. Aunque la sensación en ese momento fue peor, el hecho de que persista indica que aún genera sensaciones negativas. Estas experiencias acumulativas pueden afectar tu bienestar general. La terapia EMDR se presenta como una herramienta poderosa para procesar estos recuerdos y permitirte mirarlos con distancia, sin malestar ni sensaciones negativas. Descubre cómo la terapiaEMDR puede ayudarte a construir un presente con mayor bienestar y libre de cargas emocionales.

Hablemos de esas vivencias adversas que, de alguna manera, han dejado su huella en nosotros a lo largo del tiempo. Son situaciones cotidianas que, por diferentes razones, continúan influyendo en nuestra vida, incluso con el paso de los años.

No podríamos etiquetar ninguna de estas vivencias como traumáticas, pero según la perspectiva del EMDR, son recuerdos que no hemos logrado asimilar por completo, y que siguen teniendo un impacto en nuestro presente. Cuando aplicamos el proceso de EMDR a estos recuerdos, se generan cambios notables en la forma en que nos percibimos a nosotros mismos y cómo nos desenvolvemos en el momento actual.

El trabajo con EMDR es diferente de las psicoterapias clásicas como la terapia cognitivo- conductual o el psicoanálisis. Lo que hace EMDR es activar el sistema innato de procesamiento de la información del cerebro, esto es, la capacidad de autocuración que nuestra mente tiene. El paciente y el terapeuta localizarán las experiencias clave que se conectan con el problema actual, accederán a esos recuerdos y las creencias, emociones y sensaciones que los acompañan, y ayudarán al cerebro a desbloquear esa información, procesarla e integrarla. Usamos muchos elementos, pero uno de ellos son los movimientos oculares, los sonidos bilaterales o estimulación táctil alternante.

A veces creemos que determinadas cosas no se pueden superar, simplemente porque llevan con nosotros mucho tiempo, y nos hemos acostumbrado a que estén ahí, a que formen parte de nosotros, incluso de nuestra identidad como personas.

Sin embargo, lo que aprendemos trabajando con EMDR es que no hay absolutamente ninguna cosa que no pueda ser superada de modo profundo y completo. De hecho, algunas personas consiguen salir indemnes de situaciones que a otras les resultan devastadoras. La muerte de un ser querido, una agresión, un accidente o una enfermedad grave… pueden ser afrontados adecuadamente o ser un punto de inflexión a partir del cual no podemos seguir del mismo modo con nuestra vida, o quedamos gravemente dañados. Probablemente lo más nocivo es aquello que nos ocurre en nuestra infancia, cuando estamos en etapas muy sensibles del desarrollo de nuestra personalidad y de nuestra mente. Pero aún estos traumas graves pueden ser resueltos por completo y las personas pueden recuperar sus vidas.

Se ha relacionado el efecto de la terapia EMDR con la fase REM del sueño, en la que espontáneamente se producen los mismos movimientos de los ojos. En es la fase que se pone en marcha cuando estamos soñando. Es posible que este mecanismo esté en nuestro cerebro como un modo de ayudarnos a asimilar las circunstancias de la vida que durante el día no hemos podido elaborar del todo. Por ello durante el sueño vienen a veces fragmentos de cosas que nos han pasado, o temas antiguos que no hemos superado. Quizás esto explique por qué vemos las cosas distintas después de haber dormido.

Se ha comprobado también en numerosas investigaciones que los movimientos oculares actúan sobre el sistema nervioso autónomo -que regula la activación y la relajación- y podrían volver a poner en marcha un reflejo instintivo de orientación que durante experiencias adversas se quedó bloqueado. También se ha propuesto que el movimiento ocular tiene un efecto directo sobre el procesamiento de la memoria, en concreto de la memoria de trabajo, que haría que los recuerdos fueran reprocesados, esta vez de un modo adaptativo. Aunque se ha comprobado en múltiples estudios y metaanálisis que los movimientos oculares producen efectos contrastables, los mecanismos por los cuales producen su efecto continúan a día de hoy siendo objeto de debate en la comunidad científica.

Aparte de estos estudios sobre el mecanismo básico, la eficacia de EMDR se ha demostrado en muchas investigaciones para el estrés postraumático, y se realizan cada vez más estudios en muy diversas aplicaciones clínicas, como depresión, ansiedad, cefaleas, dolor crónico, y diversas patologías psiquiátricas y médicas.

Cualquier tipo de problema puede beneficiarse de un tratamiento con EMDR. Más que una cuestión de diagnóstico es una cuestión de si puede servir a una persona concreta y adaptarse a su situación y sus posibilidades. Muchas veces EMDR ha de combinarse con otros tratamientos.

Por ejemplo, hay algunos problemas psiquiátricos que necesitan medicación o terapias de tipo biológico. Lo mismo ocurre con problemas físicos. Por ejemplo, si una persona es diabética, EMDR no sustituye a la insulina, sin embargo puede ayudar muchísimo a la persona a asimilar su problema y a disminuir la repercusión del estrés sobre sus cifras de glucosa en sangre. Si una persona ha perdido una pierna, puede tratar el dolor del miembro fantasma frecuente después de las amputaciones con EMDR.

Ha mostrado buenos resultados en cuadros psiquiátricos graves como el trastorno bipolar o la psicosis, pero siempre como ayuda a la medicación. Hemos tratado con EMDR a personas con todo tipo de patologías, en general con muy buenos resultados. Dado que el efecto puede ser visible en pocas sesiones, es factible hacer una prueba breve y decidir posteriormente si abordar un tratamiento completo.

Si una persona no quiere o no puede tomar contacto con sus emociones, su historia o sus problemas, estará poco dispuesta a trabajar con este método. Algunos individuos, para sobrellevar sus dificultades, han recurrido a evitar lo que les crea ansiedad o les produce determinadas emociones. A veces están a la defensiva con los demás, les cuesta dejarse ayudar, o tienden a desconectarse de lo que sienten. Estos pacientes necesitan un trabajo de preparación antes de estar en condiciones de entender el origen de sus problemas y a trabajar con sus recuerdos con los procedimientos de la terapia EMDR.

En diversos estudios se ha visto que EMDR es más eficiente, es decir, funciona más rápido que otras formas de terapia. Pero hay que pensar que esto va en función de la cantidad de aspectos que una persona tiene que trabajar y de sus características. No es lo mismo haber tenido una historia sin mayores problemas, sufrir un accidente y quedar afectados por esto, que haber padecido situaciones adversas desde la primera infancia. A veces hasta que empezamos a trabajar con un paciente, no podemos valorar qué aspectos habrá que tratar ni el tiempo que puede llevar hacerlo.

El tratamiento puede estar centrado en un problema, y consistir solamente en algunas sesiones, o trabajar para mejorar la situación global del paciente, definiéndose como una psicoterapia completa. Todos estos aspectos son flexibles, y pueden acordarse entre paciente y terapeuta, así como la frecuencia de las sesiones.

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